El Neoclasicismo
El estilo neoclásico surgió en Francia hacia
1770 y se expandió hasta los primeros años del siglo XIX. Fue una reacción a
los excesos del Barroco y del Rococó y significo una recuperación de la sobriedad y la armonía del arte clásico
(grecorromano) y renacentista. El hallazgo de restos arqueológicos griegos y
romanos en el sur de Italia (entre ellos, los de la ciudad romana de Pompeya)
fomento el interés por esas manifestaciones artísticas. El neoclasicismo
respondía al racionalismo burgués, por eso buscaba la síntesis entre lo bello y
lo útil.
Los principales representantes de la pintura neoclásica fueron Jacques-Louis David (1745-1825) y Jean-Auguste Ingre (1780-1867). Sus obras,
sobre todo las de David, se caracterizan por las temáticas históricas, en un
principió referidas al mundo griego y al romano, y a partir de 1789, a la
Revolución Francesa. En cuanto a la escultura,
fue casi siempre realizada en mármol blanco, busco expresar un ideal de
perfecciona y la belleza y fue rica en desnudos. El italiano Antonio Canova (1757-1822), quien
realizo esculturas de temas mitológicos y numerosos monumentos funerarios, fue
su máximo representante.
Ejemplos de la pintura y escultura neoclásica:
La arquitectura
neoclásica se caracterizo por la simplicidad de las formas y los espacios e
incorporo cúpulas en forma de media naranja, frontones cubiertos de relieves y
esculturas y columnas de estilo griego a la ornamentación de la fachada.
Ejemplos de edificios de estilo neoclasicista (hacer clic sobre las imágenes para ampliar):
En materia literaria se destacaron las
novelas, entre ellas, Robinson Crusoe,
en la que su autor, Daniel Defoe,
traza una metáfora del hombre que domina a la naturaleza salvaje, y Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift, una exquisita sátira de
la sociedad inglesa del siglo XVIII.