Explotación de una mina de carbón con la máquina de Newcomen, óleo de 1820 |
Se llama “Primera Revolución Industrial” al proceso de transformaciones económicas y sociales que se iniciaron en Inglaterra durante la segunda mitad del siglo XVIII. Este proceso se caracteriza por el uso de nuevas tecnologías y fuentes de energía, por cambios en los métodos de producción (al reemplazar la producción artesanal por la producción en serie) y por el surgimiento de nuevos sectores sociales derivados de las nuevas relaciones económicas.
¿Por qué la Revolución industrial empezó en Inglaterra?
1. La participación política de la burguesía inglesa en el Parlamento le permitió tomar medidas favorables a su interés económico.
2. La existencia de mercados externos, fundamentalmente coloniales, y la posesión de una flota mercante que trasladaba materias primas y alimentos de las colonias a la metrópoli y productos elaborados (principalmente tejidos) a los mercados coloniales.
3. La disponibilidad de capital por la acumulación de riqueza proveniente del comercio internacional.
4. El desarrollo de la doctrina económica liberal, impulsada por Adam Smith, que propiciaba la iniciativa privada y la búsqueda de ganancia sin intervención estatal.
5. La existencia de un mercado interno, constituido por una población urbana que no dejaba de crecer debido a las migraciones de los campesinos desplazados por los cercamientos de los campos. Esas migraciones crearon una disponibilidad de mano de obra no calificada que podía manejar sin mayores inconvenientes las maquinas que se introdujeron durante la revolución industrial.
6. La disponibilidad de recursos minerales (tales como el carbón y el hierro), la existencia de una tradición manufacturera (especialmente en el rubro textil), y un importante desarrollo técnico, principalmente en materia de ingeniería mecánica.
La Revolución Industrial Inglesa (Haga clic sobre la imagen para ampliar)
Durante el siglo XVIII, técnicos e inventores británicos desarrollaron aplicaciones prácticas para aumentar y mejorar la producción minera y manufacturera. La renovación tecnológica que ellos generaron, al multiplicar la producción y aumentar la productividad, abarato costos e incremento las ganancias y la competitividad.
El primer gran avance se produjo cuando John Kay creó la lanzadera volante, que con el trabajo de un solo tejedor permitía tejer más rápido piezas de mayor anchura. Algunos años después se hizo evidente que la producción de hilo no alcanzaba para abastecer a la nueva máquina. Para solucionar este inconveniente, James Hargreaves inventó la llamada “Spinning Jenny”, una hiladora que podía hilar ocho copos de lana al mismo tiempo. Pero como la nueva máquina producía hilos demasiado finos, Richard Arwright ideó una máquina capaz de tejer hilos más gruesos, pero que por su tamaño debía ser accionada por la fuerza hidráulica de los saltos de agua, por eso se llamo “Water Frame”. Fue Samuel Crompton quien finalmente logro crear una maquina de hilar (conocida como Mule-Jenny) que producía hilos finos pero lo suficientemente resistentes.
Mientras tanto, James Watt analizaba un artefacto creado hacia 1720 para investigar la fuerza expansiva del vapor. Así, perfecciono la máquina de vapor, que patentó en 1769. En un principio, esta máquina fue utilizada para mover la “Mule-Jenny”, pero desde 1785 se la comenzó a usar para mover un inventó reciente: el telar mecánico. A partir de entonces, la producción textil se multiplicó.
Aplicaciones de la Revolución Industrial (Haga clic sobre la imagen para ampliar)
El aumento de la producción textil pronto dinamizo otras áreas de la economía, como la minería, que proporcionaba el carbón (usado como combustible de los hornos y de las maquinas de vapor) y el hierro (utilizado para fabricar las maquinas). Posteriormente, Abraham Darby invento un procedimiento para convertir el carbón mineral en Coque, sacándole las sustancias sulfuras que arruinaban el hierro fundido. De esta manera, se pudo sustituir la leña para calentar los hornos en los que se fundía el hierro.
El descubrimiento de Darby se combinó con inventos tales como los ventiladores, los rieles sobre los que circularon las vagonetas tiradas por caballos que sacaban el mineral de las minas y las lámparas de seguridad que usaban los mineros cuando se internaban el las galerías subterráneas.
Pronto los antiguos talleres fueron sustituidos por una nueva unidad de producción: las fábricas. Eran grandes galpones en los que se concentraban la materia prima, los medios de producción (máquinas y herramientas) la energía (el vapor) y la fuerza de trabajo (los obreros asalariados).
Al inicio de la Revolución Industrial, las fábricas fueron instaladas por antiguos dueños de tallares o por campesinos prósperos que habían vendido sus medianas propiedades cuando se extendió el cercamiento de los campos. Estos empresarios gradualmente fueron haciendo grandes comerciantes los que invirtieron capitales para instalar fábricas.
Las fabricas, al utilizar maquinas de vapor y no necesitar la fuerza hidráulica, se instalaron en las ciudades y alrededor de ellas surgieron los barrios obreros, en los que se hacinaba el proletariado en casas estrechas y húmedas. La necesidad de acercar las materias primas a las fábricas y de facilitar la salida de los productos elaborados hacia los lugares de venta contribuyo al desarrollo de caminos, canales y carreteras. Esta necesidad también dio origen a la invención de un medio transporte que a partir de 1825 daría inicio a una nueva etapa de la revolución industrial: el ferrocarril.
La Revolución Industrial dio lugar al desarrollo de dos nuevas clases sociales: la gran burguesía o burguesía industrial y los obreros o trabajadores industriales.
La burguesía industrial estaba integrada por el empresariado, que contrataba mano de obra asalariada para operar los medios de producción (maquinas, herramientas, tierra) que le pertenecían. Defendían el liberalismo económico, ya que creía que el control estatal de la economía limitaba sus negocios.
Los obreros solo tenían para ofrecer en el mercado su fuera de trabajo, y esta pronto se convirtió en una mercancía sujeta a las fluctuaciones de la oferta y la demanda. Dado que los salarios bajos permitían a los empresarios obtener mayores márgenes de ganancia, los trabajadores fueron sometidos a condiciones de explotación extremas, con largas jornadas de trabajo (de hasta dieciséis horas diarias) y remuneraciones que no les permitían satisfacer necesidades elementales, En un principio, este proletariado urbano asalariado reacciono destruyendo las máquinas, a las que culpo de su situación. Pero luego, los obreros fueron organizándose en gremios y sindicatos para luchar por la mejora de sus condiciones de trabajo y de vida. Esa luchar les permitió obtener diversos derechos a lo largo de siglo XIX.
2. La existencia de mercados externos, fundamentalmente coloniales, y la posesión de una flota mercante que trasladaba materias primas y alimentos de las colonias a la metrópoli y productos elaborados (principalmente tejidos) a los mercados coloniales.
3. La disponibilidad de capital por la acumulación de riqueza proveniente del comercio internacional.
4. El desarrollo de la doctrina económica liberal, impulsada por Adam Smith, que propiciaba la iniciativa privada y la búsqueda de ganancia sin intervención estatal.
5. La existencia de un mercado interno, constituido por una población urbana que no dejaba de crecer debido a las migraciones de los campesinos desplazados por los cercamientos de los campos. Esas migraciones crearon una disponibilidad de mano de obra no calificada que podía manejar sin mayores inconvenientes las maquinas que se introdujeron durante la revolución industrial.
6. La disponibilidad de recursos minerales (tales como el carbón y el hierro), la existencia de una tradición manufacturera (especialmente en el rubro textil), y un importante desarrollo técnico, principalmente en materia de ingeniería mecánica.
La Revolución Industrial Inglesa (Haga clic sobre la imagen para ampliar)
La invención de maquinaria
El primer gran avance se produjo cuando John Kay creó la lanzadera volante, que con el trabajo de un solo tejedor permitía tejer más rápido piezas de mayor anchura. Algunos años después se hizo evidente que la producción de hilo no alcanzaba para abastecer a la nueva máquina. Para solucionar este inconveniente, James Hargreaves inventó la llamada “Spinning Jenny”, una hiladora que podía hilar ocho copos de lana al mismo tiempo. Pero como la nueva máquina producía hilos demasiado finos, Richard Arwright ideó una máquina capaz de tejer hilos más gruesos, pero que por su tamaño debía ser accionada por la fuerza hidráulica de los saltos de agua, por eso se llamo “Water Frame”. Fue Samuel Crompton quien finalmente logro crear una maquina de hilar (conocida como Mule-Jenny) que producía hilos finos pero lo suficientemente resistentes.
Mientras tanto, James Watt analizaba un artefacto creado hacia 1720 para investigar la fuerza expansiva del vapor. Así, perfecciono la máquina de vapor, que patentó en 1769. En un principio, esta máquina fue utilizada para mover la “Mule-Jenny”, pero desde 1785 se la comenzó a usar para mover un inventó reciente: el telar mecánico. A partir de entonces, la producción textil se multiplicó.
Aplicaciones de la Revolución Industrial (Haga clic sobre la imagen para ampliar)
La renovación de la minería
El aumento de la producción textil pronto dinamizo otras áreas de la economía, como la minería, que proporcionaba el carbón (usado como combustible de los hornos y de las maquinas de vapor) y el hierro (utilizado para fabricar las maquinas). Posteriormente, Abraham Darby invento un procedimiento para convertir el carbón mineral en Coque, sacándole las sustancias sulfuras que arruinaban el hierro fundido. De esta manera, se pudo sustituir la leña para calentar los hornos en los que se fundía el hierro.
Energía:
El descubrimiento de Darby se combinó con inventos tales como los ventiladores, los rieles sobre los que circularon las vagonetas tiradas por caballos que sacaban el mineral de las minas y las lámparas de seguridad que usaban los mineros cuando se internaban el las galerías subterráneas.
Las fábricas
Pronto los antiguos talleres fueron sustituidos por una nueva unidad de producción: las fábricas. Eran grandes galpones en los que se concentraban la materia prima, los medios de producción (máquinas y herramientas) la energía (el vapor) y la fuerza de trabajo (los obreros asalariados).
Al inicio de la Revolución Industrial, las fábricas fueron instaladas por antiguos dueños de tallares o por campesinos prósperos que habían vendido sus medianas propiedades cuando se extendió el cercamiento de los campos. Estos empresarios gradualmente fueron haciendo grandes comerciantes los que invirtieron capitales para instalar fábricas.
Las fabricas, al utilizar maquinas de vapor y no necesitar la fuerza hidráulica, se instalaron en las ciudades y alrededor de ellas surgieron los barrios obreros, en los que se hacinaba el proletariado en casas estrechas y húmedas. La necesidad de acercar las materias primas a las fábricas y de facilitar la salida de los productos elaborados hacia los lugares de venta contribuyo al desarrollo de caminos, canales y carreteras. Esta necesidad también dio origen a la invención de un medio transporte que a partir de 1825 daría inicio a una nueva etapa de la revolución industrial: el ferrocarril.
Burguesía y Proletariado
La Revolución Industrial dio lugar al desarrollo de dos nuevas clases sociales: la gran burguesía o burguesía industrial y los obreros o trabajadores industriales.
La burguesía industrial estaba integrada por el empresariado, que contrataba mano de obra asalariada para operar los medios de producción (maquinas, herramientas, tierra) que le pertenecían. Defendían el liberalismo económico, ya que creía que el control estatal de la economía limitaba sus negocios.
Los obreros solo tenían para ofrecer en el mercado su fuera de trabajo, y esta pronto se convirtió en una mercancía sujeta a las fluctuaciones de la oferta y la demanda. Dado que los salarios bajos permitían a los empresarios obtener mayores márgenes de ganancia, los trabajadores fueron sometidos a condiciones de explotación extremas, con largas jornadas de trabajo (de hasta dieciséis horas diarias) y remuneraciones que no les permitían satisfacer necesidades elementales, En un principio, este proletariado urbano asalariado reacciono destruyendo las máquinas, a las que culpo de su situación. Pero luego, los obreros fueron organizándose en gremios y sindicatos para luchar por la mejora de sus condiciones de trabajo y de vida. Esa luchar les permitió obtener diversos derechos a lo largo de siglo XIX.